El día que el valle cobró vida y cómo nació la historia de Annwn


 El día que el valle cobró vida y cómo nació la historia de Annwn



Si me preguntan cuándo comenzó realmente la historia de Annwn, no podría señalar la fecha exacta. No fue un solo día ni un solo momento, sino un cúmulo de vivencias, recuerdos y personas, que se fueron entrelazando hasta dar forma a este mundo. Porque en realidad El Valle es mi historia, yo soy Loly, la niña huérfana que protagoniza la novela, y aunque mi vida no estuvo rodeada de magia en el sentido más literal, hubo algo en mi que siempre quiso darle ese giro.



De niña huérfana a contadora de historias


La historia de Annwn nació de una pérdida, de muchas pérdidas. Mi madre murió cuando yo era apenas una niña, y poco después también perdí a mi padre. Me quedé huérfana con ocho años, en Canarias, en una época marcada por grandes cambios y dificultades. Recuerdo que en aquel entonces, la realidad a veces pesaba demasiado y los sueños se convirtieron en un refugio. ¿Y si pudiera viajar a otro lugar cuando dormía? ¿Y si el sueño no fuera solo un descanso, sino un portal?

Desde pequeña, devoraba libros. Me encantaba leer, imaginar, contarme historias en la cabeza. Alguna vez pensé que quizás, algún día, podría escribir sobre mi infancia. Una niña huérfana, una abuela que la cría en Canarias, la lucha por salir adelante. Pero no quería que fuera solo un relato triste. Quería darle algo más. Quería darle magia.



Un manuscrito que empezó como un juego.




No fue hasta muchos años después, cuando ya rozaba los treinta, que empecé a escribir en serio. Para entonces, mi vida había cambiado mucho. Tenía dos hijos, una pareja, y había pasado por muchas experiencias que fueron dando forma a mi manera de ver el mundo. Fue entonces, cuando Rubén, mi compañero, me animó a hacerlo. Él es un lector incansable de libros de fantasía, de cómics, de cualquier cosa que recrea un mundo fantástico. Siempre ha tenido una imaginación desbordante, y cada vez que hablábamos sobre mi historia, me decía: “¿Y si le añadimos esto?” o “¿Y si la niña no solo soñara, sino que viajara realmente a otro mundo?”

Así nació Annwn. Al principio, solo era una idea suelta, un juego. Pero poco a poco, El Valle fue tomando forma, los personajes fueron apareciendo, y lo que empezó siendo un manuscrito sin rumbo se convirtió en algo mucho más grande.


 

       La fusión de dos mundos





Nos dimos cuenta de que no teníamos por qué elegir entre la realidad y la fantasía. Mi historia podía ser ambas cosas y convertirse en nuestra historia. Podríamos contar lo que viví, pero también darle un giro mágico. Al final, esto es lo que hacemos cuando recordamos el pasado: lo imaginamos, lo transformamos, lo llenamos de matices nuevos.


Yo era la parte narrativa, volcaba las emociones y los recuerdos de mi historia en el papel. Rubén, en cambio, ponía la fantasía, muchas de las criaturas, seres y rincones de Annwn nacidos de su cabeza. Fué él quien, en más de una conversación, me ayudó a dar forma a los elementos fantásticos, a imaginar cómo sería ese mundo al que la niña viajaba en sus sueños. Juntos encontramos el equilibrio entre lo real y lo mágico.

Escribí los primeros borradores sin un plan claro, solo dejando que las palabras fluyan. Me di cuenta de que, aunque al principio Annwn no existía en la historia, siempre había estado ahí. Era ese otro lugar al que mi mente viajaba cuando la realidad se regresó demasiado dura. Y con la ayuda de Rubén, ese mundo dejó de ser solo un refugio y se convirtió en algo mucho más grande.



        El Valle sigue creciendo





Hoy, después de algunos años, Annwn ya no es solo nuestro. Es un mundo con sus propias reglas, sus propias historias, y con personajes que han crecido y a los que hemos hecho nuestros más allá de lo que imaginamos al principio. Pero en el fondo, todo empezó con una niña que buscaba una historia en la que refugiarse.


Esa niña era yo.


                        


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